El triángulo de la serpiente emplumada
Nací en una familia católica, por lo que durante más de 18 años fui a misa cada domingo y celebré las fiestas de la Iglesia de una manera no demasiado fanática pero sí con ímpetu de conmemoración. Aunque me aburría la extensión y contenido de la misa, y solo quería salir a comerme el cuchuflí de premio, mis papás pacientemente me acompañaron en el proceso de iniciación cristiana, desde el bautizo hasta la confirmación. Más allá de los rituales y las horas de prédica que tengo encima, aprendí valores que orgullosamente llevo en mi mochilita hasta el día de hoy: empatía, solidaridad y colaboración son mis favoritos.
Cuando entré a la universidad, diseño me quebró la cabeza y empecé a explorar nuevas formas de pensamiento. En esa búsqueda decidí alejarme de la institución eclesiástica por diferencias ideológicas, porque no me hacía sentido la rigidez con la que abordaban algunos temas, pero mi naturaleza hipersensible siempre buscó respuestas medio que sobrenaturales para todo lo que me pasaba...no le rezaba a un dios, pero sí empecé un camino de conexión espiritual con algo diferente, algo único a mi parecer. Me voy a dar la libertad de imaginarlo como la fascinante figura de la serpiente emplumada de los mayas.
Hoy intento definir de qué se trataba esa figura, y concluyo que básicamente representaba un picoteo de sabidurías que oscila entre la espiritualidad ecológica (definida en la encíclica Laudato Si' del Papa Francisco) y la Ecosofía (término acuñado por el filósofo noruego Arne Næss, quien relacionó la ecología y la filosofía a través de la idea de encontrar en la sabiduría la armonía ecosistémica).
Si se fijan, se arma un triángulo entre espiritualidad - filosofía - ecología. Llamémoslo el triángulo de la serpiente emplumada.
A veces me cuesta asumir que mis ideas se relacionan tanto con las de la iglesia católica, solo porque no me simpatiza la institución, pero considero que siempre es mejor escuchar con apertura, así que aquí vamos, a desarrollar un poquito esa trilogía ideológica que al parecer no soy la única que la practica.



Cristóbal Emilfork, sacerdote jesuita, doctorado en Antropología socioambiental, en una entrevista realizada para mi nuevo libro favorito/biblia "Urgentes mensajes del planeta tierra: la ecología integral como nuevo paradigma de justicia" describe la relación entre la crisis ambiental y la manera en la que nos relacionamos los humanos con los demás seres vivos:
"Lo que se denomina "crisis ambiental" o "cambio climático" ha hecho, al menos a parte de la humanidad, caer en la cuenta de la estrecha dependencia que mantenemos con respecto a nuestros entornos. Hemos tendido a pensar nuestra vida social principalmente como una articulación entre seres humanos, sin embargo cada día se hace más evidente que no podemos comprenderlo así..." "Al menos si aspiramos a la supervivencia de nuestra especie, debemos repensar muy profundamente cómo entendemos nuestras relaciones con los otros miembros de los ecosistemas que habitamos"
Veamos ahora el eje filosófico del triángulo, ese del que habla Arne Næss: la Ecosofía. Esta una corriente de pensamiento que planta la semilla de la búsqueda de la sabiduría para habitar en armonía con los demás seres vivos, y desde donde surge el concepto de Ecología profunda, basado en la idea de que formamos parte de un todo, es decir, una vez más se rechaza la perspectiva antropocentrista y se promueve la idea de proteger el planeta no solo por nuestro beneficio humano, sino también por el beneficio de todas las demás especies que conforman nuestro ecosistema, reposicionándonos en un lugar que goza de igualdad de condiciones que el resto de los seres vivos.
Mágicamente don Næss, gracias a la montaña y el activismo ecológico, resultó ser un gran compañero de nuestro amigo Douglas Tompkins. En efecto la creación de los parques nacionales de Chile fue influenciada por la ética medioambiental del pensador noruego, quien estuvo alojando en la casita de Doug en el parque Pumalín.
En este punto es cuando volvemos a pillarnos con el vértice espiritual, esta vez no con la religión católica sino con el hinduismo de Ghandi, y es que Næss realizó la siguiente acotación "Llámenme un gandhista, de todas maneras. ¿Qué podemos aprender de él? Que debemos esforzarnos más por entender a otras personas. Si nos podemos comunicar bien, es más difícil rechazar la forma de vida de los otros como si fuera incomprensible o inferior. Si vemos a los demás como una vida abierta y generosa, siempre habrá algo que aprender de ellos"
Sobre esta idea quiero hacer doble click a lo que Chile respecta, y es que parafraseando a Soledad Lama, presidenta del directorio de la fundación desafío 10x, entiendo que tengamos un país de paisajes brutalmente escénicos, pero de qué sirve jactarse de eso que se nos regaló, si quienes habitamos en este territorio no estamos haciendo bien la pega que nos corresponde, la de hacer comunidad, en cambio seguimos subrayando aquello que nos divide. La intolerancia con la diferencia de pensamiento es un problema urgente de nuestro país. Si seguimos peleando "la derecha con la izquierda, las regiones con Santiago, los ciclistas con los automovilistas, los hombres con las mujeres, los homosexuales con los heterosexuales, los pueblos originarios con los winkas" no lograremos sentar las bases para un diálogo en pos de proteger ese exótico paisaje que exportamos al extranjero como si hubiésemos sido nosotros quienes lo tallaron a mano.
Imaginemos un mundo en el que Chile además de ser reconocido por sus paisajes, lo fuera por ser una sociedad que logró superar las barreras ideológicas en la toma de decisiones realmente importantes, como aquellas relacionadas con el medioambiente, ¿fascinante escenario no?
Y para seguir metiéndole pelos a la sopa y cerrar el triángulo de la serpiente emplumada, me gustaría definir el último vértice, el de entender la ecología como "parte de la biología que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con el medio en el que habitan."
Habiendo tocado los 3 temas, y con ganas de profundizar kilómetros más de texto, creo que está bastante claro que hay una necesidad por reubicar al ser humano en su entorno, y quién más que nosotros mismos podría examinarse con ojo crítico, ver cómo está la cosa a nivel espiritual, filosófico y ecológico. En el fondo, abrirse a la confluencia de saberes para empezar a familiarizarnos con la interrelación de disciplinas que buscan reposicionarnos en el mapa ecosistémico y así extirparnos de una buena vez la falsa idea de que que somos el ombligo del mundo.
Enumero a continuación las ideas que construyen los cimientos del triángulo en una de esas sumo más adeptos al fan club de la serpiente emplumada:
1. El antropocentrismo está obsoleto.
2. Entender nuestra interrelación con la naturaleza y no sentir que estamos por sobre ella. (igualdad biocéntrica según Næss)
3. Es imperativo observar los vínculos socioambientales. Si aprendemos a tratarnos entre humanos, probablemente sabremos cómo tratar bien al resto del ecosistema.
4. Luchas hay muchas por la conservación, hay que ver desde dónde se puede aportar (lucha contra la contaminación, contra la pobreza, contra el hambre, contra la explotación de recursos) y ahora me adhiero a la lucha contra la mala leche.
Fuentes:
- Libro "Urgentes mensajes del planeta tierra: la ecología integral como nuevo paradigma de justicia", Editorial Revista Mensaje, Santiago, Chile, 2022
- Biocentrismo y ecología profunda: https://www.uv.mx/orizaba/cosustenta/files/2015/05/Biocentrismo-Ecologia-Profunda.pdf
- Ecosofía: https://endemico.org/ecosofia-una-propuesta-de-humildad-frente-a-la-crisis-climatica-global/
- Definición Ecología: https://dle.rae.es/ecolog%C3%ADa