Ni las llaves de mi casa me aguantaron ser mezquina ser esquiva fugitiva displicente y retraída.
En el día de su entrega se sintieron poca cosa. No les di la ceremonia . Ni las copas ni las rosas, que soñaron algún día, para nuestra despedida.
Tanto así que las muy divas se olvidaron de las reglas exigieron su ritual y encendieron carnaval.
Ni cerrojos, ni campanas. Entrarian por la ventana. Nidea como volvieron En patines o a dedo.
Se acababa al fin el día y ellas cuatro allí yacían de regreso a su lugar esperando pa volar.
Ahora tienen nuevo dueño y una historia que contar, esa noche de revuelta esa segunda oportunidad.
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Santiago
Diciembre 2022
