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Rompiendo la maldición millenial

Actualizado: 12 jun 2023

En los últimos días empezamos a entender un poco mejor que vinimos a hacer en este lugar.

En realidad, empezamos a entender eso que no vinimos a hacer.

Por ejemplo, descubrimos que no vinimos a Costa Rica de vacaciones.

Esta semana descubrimos que vinimos a trabajar duro miéchica.

Esto porque en el refugio tenemos un jefe que nos hace encargos en la reunión de la mañana y en la tarde nos revisa los avances. Es estricto, pero sus genes alemanes le lloran eficiencia, y la verdad es que no está demás contagiarse un poco. El hombre tiene las cosas claras, muchas ideas pero pocas manos, por lo que nuestra compañía y herramientas de comunicación le vinieron como anillo al dedo.


Lo anterior implicó un encontrón con la realidad, porque nuestra rutina es mucho menos libre de lo que pensamos que sería. Además de que el trabajo que estamos haciendo, es diferente a lo que imaginamos, Juan no anda en punta y codo grabando jaguarundis, yo no ando tocando puertas y recibiendo sonrisas que me permitan sacarle amablemente el rollo a la cultura local. Digamos que se cayeron fuerte todas las expectativas y nos vimos insertos en un contexto real, y eso quiere decir desafiante y difícil, maravilloso y sublime.



Desarrollo la idea:

Suena el despertador a las 5.30 am.

Juan sale de la casa a las 6 a presenciar las reuniones de equipo y después registra algunos procesos propios de la permacultura y compostaje que se hacen aquí (los videitos como siempre de gran calidad, están en el horno ahora pero apenas listos los invitaremos a checar). Por el momento pueden ver en la siguiente imagen cómo va la labor de Teo y Max , quienes están armando una cerca viva.



En ese mismo lapso de tiempo yo ordeno la pieza. Eso consiste en doblar la sábana y los pijamas y meterlos en una bolsa de esas de viaje porque el otro día me pillé a Monsieur Gregory Samsa, también llamado El Cucaracha, bien apoyadito en mi almohada y la verdad es que no somos amigos. Luego de la ducha fría (mejor momento del día) la cual a veces ocurre con Alfreda la rana en el mismo cubículo, voy a la Casa Grande y enchufada en la isla de la cocina abro mi computador y trabajo para el proyecto del Refugio donde estoy colaborando: diseñar la identidad de La Gamba Fútbol Club, el equipo local que desde ahora será auspiciado por Refugio Tinti.

Eso significa muchas cosas: la primera y más tangible, es que ahora tendrán un hermoso ChecaLogo. En un principio se veía diferente y es que, al igual que el día de mi examen final en diseño, mi trabajo fue catalogado como "muy sofisticado"...piropo filoso, así que estoy en el ejercicio de meterle más tropicalidad al asunto con los colores de la clásica Ranita Golfo Dulce, hoy en día en extinción.


Este será bordado sobre una camiseta hecha de textil biodegradable que una vez deteriorada por su uso, se integrará al compost del Refugio y esta se transformará probablemente en un árbol de banano.


Además, las celebraciones de los posibles triunfos serán en la soda de la sra. Sonia, lo que significaría un aumento en el ingreso económico de dicho local.


Y por último y lejos la más importante, es que el hecho de que el Refugio sea el nuevo auspiciador, no es más sino una estrategia de vinculación con la comunidad local, con quienes ha sido altamente complejo involucrarse porque como sabrán, pueblo chico infierno grande, y aquí mi compadre sufre el mal de Douglas Tompkins.


Hoy día 8 Junio, bajo la tormenta eléctrica más fuerte que hemos visto en los 7 días que llevamos aquí (misma cantidad de tormentas eléctricas que hemos presenciado) tuvimos la primera entrega con los clientes. En el bar de la villa. Al final de la pista de baile. Sonaba un mambo sabrosón de fondo, el cielo crujía, se rajaba lloviendo, y el policarbonato amplificaba el sonido de cada gota que lo tocaba.

Figuraba en un extremo de la mesa Alexander en botas de agua y camisa de leñador hablando en inglés. A su lado, Agustín, sudadera y chalitas para el capitán del equipo, quien en un tímido español tico me dejaba a mí en frente traduciendo para ambos en un neutrísimo spanglish. Después de tomar las decisiones correspondientes y hacer un salú, volvimos al refugio a almorzar con Juan.


Fue emocionante ver cómo se abrió un espacio de conversación en base al logo que, a finde cuentas sería lo que por primera vez daría una identidad a la villa. Este par de chicos de mi edad más menos, empezaron a tirar ideas sobre cómo podrían hacer eventos deportivos para recolectar fondos y con eso mejorar la cancha donde juegan que, por las lluvias y el trabajo que implica cuidar el pasto, están en mal estado. Además de recalcar claramente que querían el logo del auspiciador en sus poleras, lo que instantáneamente puso ojitos lindos en la cara de Alexander, quien como un niño en navidad, me agradeció y me dijo que este nivel de cercanía y avance en la formación del vínculo con la comunidad, era tremendo para él.


Mañana cumplimos 1 semana en el Refugio, y cada día se siente mejor.

Por otra parte, los fines de semana serán para salir a explorar otros lugares y olvidar un momento la selvática oficina. Así que les pido a todos que alineen sus energías animales y las envíen a Costa Rica para que al menos el fin de semana podamos ver todos los bicharracos que habitaban en nuestras imaginaciones primerizas, con ayuda de un guía claro, porque entre tanto aprendizaje descubrimos que es muy difícil grabar animales así por el sólo hecho de entrar al bosque..se requiere a un experto en el equipo.


Dejo aquí una reflexión final, bien robada de Mario, el socio joven del refugio que vive en Austria, y es que aunque estamos aquí pagando por un techo y comida, no vinimos a que nos traten como huéspedes a los que hay que servir. Ocurre que el trato es otro, pues nos piden que nos hagamos cargo del rol que cumplimos en este ecosistema, como los humanos que somos, con las herramientas que tenemos. Dicho eso, nos ponemos el poncho de diseñadores de investigación / audiovisual y ni te digo como sigue esta historia.


A fin de cuentas, Juan sí está aprendiendo a hacer un documental de naturaleza y yo si estoy haciendo ese proyecto antropológico que imaginé en un principio. Aunque lejos de la expertis y la academia, y con eso me refiero a que no ocupamos herramientas ni metodologías de trabajo, sino nuestras caritas de ángel y toda la motivación del mundo, lo que nos reposiciona en el lugar al que pertenecemos, el lugar del aprendiz.

Lo que sí, no cabe ninguna duda que de esto va a salir un fresquito delicioso.

(ahora que somos ticos le decimos fresco al jugo, jiji).


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Pura Vida

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