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El libro de la selva

Dime cuándo naciste y te identificaré con un salvaje.

Si eres de la era Mowgli y Baloo: ¿Te acuerdas de su historia que hablaba sobre la importancia de la amistad y de que la real familia son esos seres (humanos y no) que nos quieren incondicionalmente? Si naciste más tarde y eres más Tarzán&Jane: ¿Qué pasa con ese hombre guapo y salvaje que saltaba entre los árboles colgado de una liana esperando que aprendieras sobre respeto y multiculturalidad?


Bueno, ambos chicos en taparrabo nos acompañaron en la creación de un imaginario colectivo sobre la selva. Esa idea que implicaba convivir con animales, habitar un clima tropical (por eso los piluchos, doy fe), la creación de vínculos con otros seres y por sobre todo vivir un ritmo que permitiera al humano reflexionar sobre sus comportamientos.


Doble click en esa última idea, y es que es muy fuerte cómo uno se pone metafórico con los ciclos naturales de las cosas. Voy con la última que supe, cuando fuimos a la playa de Pavones este fin de semana: la de los cangrejos ermitaños.

Y es que cuando llega una nueva concha con las mareas, empieza su proceso llamado "cadena de vacantes" que implica ponerse en fila, de más grande a más chico, para cambiar su caparazón por una mejor (o más linda, aunque no hay estudios de su inclinación estética al momento del cambio, me gusta pensar que son fashionistas)


Abro la metáfora: Yo sé que entre los humanos está de moda todo eso de la co creación y la colaboración, pero tratemos de sacarlo de su estado mainstream y observemos la necesidad que existe de organizarse, auto regularse y respetar los tiempos ajenos para lograr en conjunto el desarrollo individual. Y como Mowgli y Tarzán, entender de una buena vez eso de la amistad y la diversidad como motores que mueven la maquinita.


Ahora vuelvo al plano animal, y pienso en eso de convivir entre especies. Eso de limpiar la mesa del comedor cada mañana porque no, no son chococrispis, es caca de los murciélagos que viven en el techo de la casa. Pero es su hogar y Alexander no lo piensa echar de ahí, así que en este caso hay que adaptarse. O la ranita con la que nos hemos dado un par de duchas ya, hice el ejercicio de no ponerme loca con ella ahí, y le dije, yo no te molesto si tu no me molestas..y así fue, ahora somos muy cercanas. (no es la de la foto, Alfreda es tímida)



Dejando un rato la tallita boba, creo que es relevante entender que como humanos hay mucho que aprenderle a la manera de relacionarse que tienen las diferentes especies, tomarse el tiempo para adaptar esos comportamientos a nuestra cabeza pensante y darle unos toques de biomímesis a nuestro cotidiano. Una invitación a dejar un rato la sensación de ser marcianos y desde ahí reescribir el nuevo libro de la selva. No hay para qué viajar a centroamérica. Es cosa de salir y relacionarse con los bichitos del jardín.


Dejo a continuación el trabajo de Juan, algunas imágenes de los animales que hemos visto últimamente en el Refugio, con quienes convivimos a diario, a quienes estoy aprendiendo a tener cerca, sacándome la idea de que todos quieren comerme, porque la verdad, es que para ellos no somos más que otro depredador que sortear.

Hamlet - El basilisco


La terciopelo Bebé.


Pareja de patos silbadores



 

Dejo el listado como ayuda de memoria de todo lo que hemos visto en la semana que llevamos aquí:

  1. mono tití

  2. curassow

  3. chestnut tucán

  4. basilisco

  5. patos

  6. serpientes (la primera fue la terciopelo bb)

  7. agouti

  8. ranitas varias

  9. caimán

  10. mapache

  11. luciérnagas

  12. murciélagos

  13. lagartijas

  14. gallinas

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